viernes, 8 de febrero de 2013

PERROS DE PISCINA








Duermen plácidamente, estirándose a sus anchas, gozando de la alfombra de pasto y la brisa leve que circula entre los árboles. Cuando les molesta el sol, se incorporan sin prisa, reinstalándose en otro lugar a la sombra. Gozan del verano sin preocuparse de la gran cantidad de niños que se ejercitan en grupos antes de meterse a la piscina, ni de los ancianos que siguen las instrucciones de un monitor de tai chi o de una instructora de gimnasia. Éstos tienen que preocuparse de observar constantemente el suelo antes de moverse, cuidándose de no tropezar con ellos ni pisar con los pies desnudos alguno de  los desechos perrunos yacentes en cualquier parte. Sin embargo, no está permitido el ingreso de ningún can acompañado de su amo. Comprendemos que eso podría molestar a los perros dueños de casa y originarse peleas por posesión de territorio.

No se trata de discriminar a los perros municipales que gozan de tales franquicias, sino propondría que se designara un recinto exclusivo y convenientemente cercado para ellos, en el horario de la piscina destinado al uso de humanos.
Eso contribuiría a la limpieza del lugar y evitaría que, por un descuido involuntario, alguien pise o tropiece con un perro, que podría reacciones instintivamente mordiendo al agresor involuntario.

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