Este café es nuevo y también muy viejo, instalado en un espacio mágico de la calle Rosal en una esquina imposible, en una calle salpicada de árboles, edificios antiguos, librerías, galerías de arte, algunos restaurantes, unos museos y una casa abierta a otro mundo. Los muebles no son nuevos, sino comprados en remate, cedidos gentilmente por algunos comensales y algunos encontrados en algún garage atiborrado de cosas extrañas. En la entrada figura esa intrincada lámpara turca, ganada en esos sorteos de beneficencia en que la gente dona aquello de lo que desea librarse. Pero a la gente del café les gustó por el aire de misterio que provoca. Sobre la gruesa madera del mostrador del bar, aparece una luz azul desde una vieja escafandra de buzo.Es un saludo o guiño cómplice a aquella "Casa de la Luna Azul" que existió alguna vez antes que una parte del barrio fuera demolida. Más tarde, describiremos el resto de la ambientación.
1 comentario:
seca¡
te pasaste
un abrazo
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